El frío congela la naranja por dentro y la termina secando. Este daño es el más difícil de ver porque por fuera no se ve. Sólo se ve o mejor dicho se siente, cuando comes una naranja y está amarga o la exprimes y casi no sale zumo. Este es el peor daño para nosotros pero por suerte es el que menos hemos sufrido. No descartamos que alguna naranja te llegue algo seca pero no será lo habitual.
El viento, es el daño más fácil de ver y el que más tristeza produce. Ver las naranjas por el suelo después de un año cultivándolas es doloroso para la vista. La vida que le intentamos dar a esta naranja es utilizarla como compost o si están en buen estado, las utilizamos para producir mermelada. Pero no nos atrevemos a hacer mermelada con toda la que se ha caído porque creo que no seremos capaces de vender toda la cantidad.
El pedrisco es el daño que de primeras menos nos molesta porque el daño que suele hacer es estético. Este año el pedrisco ha llegado cuando el fruto ya estaba maduro y tenía la piel más sensible. Esto ha producido que alguna piedra atravesara el fruto. Si es un daño fuerte lo hemos podido ver y apartarlo, si no es muy fuerte puede que se nos cuele alguna naranja dentro de la caja.
Aún así todavía tenemos cosecha en los árboles para todos los que tenéis un árbol adoptado en nuestro huerto. Creemos que podremos seguir ofreciendo naranjas hasta la segunda mitad del mes de marzo.
Si no tienes un árbol con nosotros, te dejamos aquí un enlace donde podrás comprar naranjas ecológicas de agricultores vecinos.