El título de este post suena pesimista pero no lo es. Es realista. Estamos viviendo la que es, sin duda, la peor temporada de clementinas y naranjas de nuestra historia en cuanto a cantidad de cosecha. Al parecer, no es sólo un problema nuestro. Según nos comentan los agricultores más mayores, no se recuerda una cosecha tan escasa.
Los árboles tienen entre un 60% y un 70% menos de cosecha de la media que sacan una temporada normal. En números: cuando vamos a recolectar un clementino adulto un año normal solemos sacar 3 cajones largos (un cajón de campo equivale a 22kg de clementinas). Este año nos está costando llenar un cajón por árbol. En naranjos solíamos sacar 4 o 5 cajones generosos. Este año la media ha sido de 2 cajones. Hay árboles que literalmente no tienen ni una sola fruta.
Esta temporada se confirma lo que me enseñó mi tío Manolo:
“De cada 10 años dedicados a la tierra tienes que contar con 2 años buenos, 5 normales, 2 malos y 1 muy malo que nunca sabes cuándo te llegará pero que siempre llega”.
¿Por qué hay tan poca cosecha?
Algo que se sabe de siempre cuando cultivas cítricos (especialmente clementinas) es que un año los árboles te cargan mucha fruta y al año siguiente descansan. Es verdad que la cosecha del año pasado fue generosa pero esta no es la única razón. He participado en varias reuniones con agricultores durante las últimas semanas y por primera vez en 10 años oigo a muchos de ellos utilizar la expresión “cambio climático”.
Según AEMET (Agencia Estatal de Meteorología), el mes de marzo de 2019 fue el mes con la media de temperaturas máximas más alta de este siglo por lo que ha hecho, en promedio, más calor de lo habitual en las horas centrales del día. Esto hizo que el cambio del frío del invierno al calor de la primavera fuese un cambio brusco. Si la temperatura va cambiando paulatinamente los árboles se van preparando para brotar pero si el calor viene de golpe, los árboles no están preparados para sacar la flor y van a destiempo.
Cuando en primavera nos paseábamos entre los árboles nos empezábamos a temer lo peor porque prácticamente no veíamos floración. Las abejas nos dieron un segundo aviso porque prácticamente no produjeron miel de azahar. Sin flores de azahar, no hay néctar y sin néctar, no hay miel. Y por supuesto, sin flor, no hay fruto.
Naranjas de agricultores vecinos
En nuestro pueblo cada vez son más agricultores que se están lanzando a la venta directa de sus naranjas. Puedes pedir naranjas aquí.