Los agricultores, al igual que cualquier persona, tenemos algunas preocupaciones a lo largo del año. Como todo en la vida: la mayoría de nuestros “problemas” tienen solución y otros simplemente debemos aceptarlos porque no podemos controlarlos. Precisamente cuando aceptamos el hecho de que no podemos controlarlo todo es cuando el problema deja de ser un problema y se convierte en un reto.
1) Riesgos de la naturaleza: heladas, granizos, viento o cualquier otra “catástrofe natural”. Nuestros naranjos están plantados en una zona de clima Mediterráneo con unas condiciones muy buenas para el cultivo cítricos. Aun así, hay semanas donde las bajas temperaturas pueden congelar parte de la cosecha, también hay días cuando el viento puede “arrancar” las naranjas de las ramas u otros días de granizo que puede dañar su piel. Estos riesgos hay que asumirlos y afectan a la cantidad de fruta, a su aspecto exterior y en algunos casos también a la cantidad de zumo o incluso a su sabor. ¡La naturaleza manda!
2) Riesgos de la comercialización: una de las grandes incertidumbres que hemos vivido los agricultores y que más nos ha quitado el sueño es conseguir vender la cosecha a un precio justo. En un mundo tan globalizado los pequeños agricultores nos hemos encontrado desamparados. Cada temporada empiezas a cultivar sin saber cuánto podrás vender ni a qué precio. En muchas ocasiones hemos estado obligados a vender la cosecha por debajo de los precios de producción porque si no se pasaba. Gracias al CrowdfarmingⓇ hemos conseguido reducir este riesgo. Cultivamos los árboles sabiendo que cada uno de ellos tiene un dueño que espera pacientemente a que maduren sus naranjas para poder hacer sus pedidos.
Nuestra motivación se multiplica a la hora de cultivar por encargo directo de las personas que van a consumir la cosecha sabiendo que el esfuerzo merecerá la pena y que toda la fruta que cultivemos tendrá un final feliz.