Nos lo dicen desde pequeños y nos damos cuenta “de mayores”: las apariencias engañan. Nos engañan en la fruta, en las personas y en cualquier situación que nos depara la vida.
Mi amigo Pedro el Gitano lleva toda su vida, la de su padre y la de su abuelo cultivando y defendiendo sus melones. Sin necesidad de báscula te dice su peso exacto con sólo mirarlo y es capaz de venderte uno aunque no te guste el melón. Lo lleva en la sangre. En confianza me confiesa que nunca puedes estar cien por cien seguro de si va a salir bueno o no. De ahí su teoría del 3×2. Te vende 3 por el precio de 2 y si uno no sale bueno, pues “te lo has llevado gratis”. Me asegura que esa técnica tan utilizada en los carrefoures y los mercadonas tiene copyright gitana. Poco le puedo discutir de sus técnicas de venta, en el cuerpo a cuerpo es imbatible. Tiene curiosidad por la venta on-line y me pregunta qué tal se venden los melones por internet como si se tratase de un mundo paralelo al suyo. A media mañana, mientras almorzamos un buen bocata y una cerveza fresquita intercambiamos experiencias de la venta de melones por la web (on-line) y la venta por los pueblos en furgoneta (on-road). “Escucha una cosa payo, sólo hay una de la que te puedes fiar cuando hablamos de melones y esa UNA es la navaja”. Y para no olvidarlo aquí lo dejo escrito.
Mi abuelo me enseñó a cultivar melones y Pedro me ha enseñado a venderlos. A ellos les debo todo lo qué sé de ese maravillo fruto impredecible. En verano Naranjas del Carmen es como una furgoneta llena de melones y sandías, una furgoneta on-line en una web on-road capaz de llevarte los melones y sandías desde nuestro huerto valenciano a cualquier punto de Europa. Directamente.
Para saber si un melón está maduro, ábrelo. Para saber si un melón es dulce, pruébalo.
Y aquí una pista para nuestro concurso de facebook: un listado con los diez apellidos gitanos más típicos de España.